esperanza y propósito

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Mateo 25:34.

Este versículo nos recuerda que Dios ha preparado un lugar eterno para quienes viven con fe y compasión. No se trata solo de creer, sino de reflejar ese amor en acciones concretas: alimentar al hambriento, visitar al enfermo, acoger al necesitado. Cada acto de bondad tiene valor eterno. El Reino de los cielos no es una sorpresa de última hora, sino una herencia pensada por el Padre desde el principio, reservada para quienes aman como Él. Vivamos hoy con esa esperanza y propósito.