Salmo 50:23. "El que sacrifica alabanza me honra, y al que ordena su camino, le mostraré la salvación de Dios."
Este versículo resalta dos actitudes fundamentales en nuestra relación con Dios: la alabanza y la obediencia. Al ofrecerle alabanza sincera, reconocemos Su grandeza y Su autoridad en nuestra vida. Por otro lado, ordenar nuestro camino implica vivir conforme a Su voluntad, alineando nuestras acciones con Su palabra. En respuesta, Dios promete revelar Su salvación, recordándonos que la comunión con Él trae vida y propósito eterno. Es un llamado a honrarlo no solo con palabras, sino con un corazón y una vida íntegros.