Nehemías y los israelitas también enfrentaron dificultades, pero perseveraron en el gozo del Señor. Tras ser exiliados de su tierra, finalmente pudieron regresar a Jerusalén (Nehemías 4:7-12). Pero al volver, siguieron enfrentando oposición para reconstruir el muro que protegía Jerusalén (cap. 6). Aun después de haber completado el muro y reunirse para celebrar, el pueblo apesadumbrado «lloraba al escuchar las palabras de la ley» (8:9). Pero Nehemías les recordó que podían hallar gozo y fuerza en Dios, al recordar quién era Él y por dónde los había conducido. Les dijo: «el gozo del Señor es vuestra fuerza» (v. 10).
Enfocarnos en Dios puede darnos «grande alegría» (v. 12). Su carácter y las Escrituras pueden renovar nuestra mente, y proveer la fuerza y la perseverancia que necesitamos.
