En el segundo viaje misionero de Pablo hubo una serie de prohibiciones.
Salió a visitar las iglesias que había fundado en Asia, pero el Espíritu Santo lo fue apartando de ciudad tras ciudad. ¡Debió de haberle resultado muy frustrante el no haber podido llevar a cabo la comisión del evangelio! El apóstol había partido con un plan atinado y realista, pero el razonamiento humano no siempre es confiable. Si queremos obedecer la voluntad de Dios para nuestra vida, debemos vivir según el impulso del Espíritu Santo; piense en el hecho de que el Dios del universo se está tomando un momento para llamarle la atención y dirigirle en la dirección correcta. Obedezca al Señor, y Él dirigirá sus pasos por la senda correcta y hacia las mejores puertas! 🔥🔥🔥