En Marcos 10:46, se relata cómo el ciego Bartimeo, al oír que Jesús pasaba, clama con insistencia para que lo sane. A pesar de que muchos lo intentan callar, él grita con más fuerza hasta que Jesús lo escucha y le devuelve la vista.
Esta historia nos enseña el poder de la fe persistente. A pesar de los obstáculos y las voces que intentan silenciarnos, cuando buscamos a Dios con sinceridad y perseverancia, Él nos escucha. Bartimeo es un ejemplo de cómo la fe, acompañada de determinación, puede llevar a una transformación profunda.