Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio.Nehemías 2:17
Esta reflexión nos invita a la acción colectiva ante la adversidad. Nehemías no solo identifica el problema —la destrucción y la desolación de Jerusalén—, sino que también motiva a su pueblo a unirse para reconstruir. Nos recuerda que, frente a situaciones difíciles, reconocer la necesidad es el primer paso, pero la verdadera transformación ocurre cuando nos unimos con determinación para restaurar lo que está roto, tanto en nuestras vidas como en nuestras comunidades.