Lucas 1:35 "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios."
Este versículo resalta el misterio y la grandeza de la encarnación de Jesús. Nos muestra que su concepción no fue fruto de la voluntad humana, sino del poder divino, manifestando la acción directa de Dios en la historia. María, humilde y disponible, es cubierta por la sombra del Espíritu, simbolizando la presencia y obra de Dios en lo que parece imposible. Este acto nos recuerda que, en la voluntad de Dios, lo sobrenatural y lo humano se encuentran para cumplir un propósito eterno: la salvación.