Salmos 40:1 Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Esperar con paciencia no es fácil, especialmente cuando el corazón clama con urgencia. Pero este verso nos recuerda que Dios no es indiferente a nuestro dolor. Él se inclina, se acerca con ternura, y escucha. No estamos solos en el silencio; cada oración, cada suspiro, llega a Su oído. Aunque la respuesta tarde, Su fidelidad nunca falla. Confía: Dios ya está obrando mientras esperas.