Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Salmos 25:3.
Esperar en Dios nunca es en vano. Aunque a veces parezca que el mal prospera y que la justicia se retrasa, Dios honra a quienes confían en Él. Esta promesa nos asegura que los que ponen su esperanza en el Señor no serán avergonzados, porque Él es fiel. Mientras el mundo se burla o duda, el que espera en Dios verá Su salvación. La vergüenza no es para el que confía, sino para el que se rebela contra su voluntad. Sigue esperando con fe: tu confianza está segura en las manos de Dios.