Juan 8:11 "Ni yo te condeno; vete, y no peques más."
En medio de la vergüenza y la acusación, Jesús respondió con gracia. No ignoró el pecado, pero ofreció perdón y una nueva oportunidad. Estas palabras revelan el corazón de Dios: no busca destruirnos por nuestros errores, sino restaurarnos.
Él no nos condena cuando venimos a Él con sinceridad. Nos llama a levantarnos, a dejar atrás el pasado y caminar en una vida nueva. Su gracia no es una excusa para seguir en lo mismo, sino el poder para cambiar.
Hoy, si te sientes acusado o derrotado, recuerda: Jesús te extiende misericordia. Acéptala y comienza de nuevo.