Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. Mateo 13:23
Cuando el corazón está dispuesto y abierto a la verdad de Dios, Su palabra no solo echa raíces, sino que transforma y produce fruto abundante. No se trata solo de escuchar, sino de comprender con fe y obediencia. En un mundo lleno de distracciones, Dios busca corazones fértiles, donde Su mensaje crezca y dé evidencia de una vida cambiada. Que cada día cultivemos esa buena tierra, con humildad y perseverancia.