Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16.
Este versículo nos invita a acercarnos con plena confianza al trono de la gracia, no con temor, sino sabiendo que hallaremos misericordia y el auxilio justo en el momento de nuestra necesidad.
Esta puerta abierta hacia el corazón de Dios nos recuerda que, aunque nuestras luchas sean reales, nunca estamos solos ni condenados. Cada vez que sentimos debilidad o duda, podemos extender nuestras manos al Padre, recibir su perdón y renovar nuestras fuerzas.
Que esta verdad transforme nuestra vida diaria: más valentía para confesar nuestras cargas, más paz al entregar nuestros miedos, y más gozo al experimentar la ternura de su amor inagotable.
