Este versículo nos recuerda el corazón compasivo de Dios. Él no es indiferente al dolor humano; se acerca de manera especial a los más vulnerables. Cuando alguien se siente solo, abandonado o sin apoyo, Dios se presenta como Padre, protector y sustentador. En Él encontramos refugio, compañía y justicia que nadie más puede dar.
Oración:
Señor, gracias porque en Ti nunca estamos solos. Ayúdame a confiar en tu cuidado y a reflejar tu amor hacia los que necesitan consuelo y esperanza. Amén.






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