La esperanza es una virtud esencial en la vida cristiana, pues nos sostiene en tiempos de dificultad y nos recuerda las promesas de Dios.
En Romanos 15:13, el apóstol Pablo escribe: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Aquí, Pablo enfatiza que Dios mismo es la fuente de nuestra esperanza. No se trata de una esperanza vacía o frágil, sino de una llena de poder y de paz.
A través de esta esperanza, Dios nos invita a confiar en Él, aun cuando no veamos el camino claro. La esperanza cristiana no depende de nuestras circunstancias, sino de la fidelidad de Dios. Nos recuerda que, así como Jesús venció la muerte, también nosotros tenemos una esperanza que va más allá de la vida terrenal.
Oración: Señor, fortalece mi esperanza en Ti. Ayúdame a recordar que, en cada situación, Tú tienes el control y que tus promesas son verdaderas. Que mi corazón encuentre paz en tu amor y mi vida rebose de la esperanza que solo viene de Ti. Amén.