Y Cristo, en los días de su vida terrenal, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente."Hebreos 5:7.
Este versículo nos muestra la profunda humanidad de Jesús. Él no solo fue el Hijo de Dios, sino también un hombre que enfrentó dolor, angustia y temor. En medio de su sufrimiento, clamó con intensidad al Padre, confiando plenamente en Él. Su oración fue escuchada no porque evitara el sufrimiento, sino porque se sometió con obediencia y reverencia.
Este pasaje nos anima a orar con sinceridad y confianza, sabiendo que Dios escucha a quienes se acercan con un corazón reverente. En los momentos difíciles, recordemos que Jesús también lloró, clamó y confió, y así fue fortalecido. Tú también puedes hacerlo.
