El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Romanos 12:9
Este versículo nos llama a vivir con un amor genuino, auténtico, que no se disfraza ni se esconde detrás de apariencias. Dios desea que amemos de verdad, con un corazón limpio y sincero. A la vez, nos exhorta a rechazar todo lo que es malo y abrazar con firmeza lo que es bueno. Esta es la esencia de una vida transformada por Cristo: amar sin fingir, odiar el pecado y vivir aferrados a la bondad que viene de Dios.
Que nuestro amor refleje el corazón puro de Cristo, y que cada acción muestre que seguimos el bien con pasión y verdad.
