en las manos de Dios

1 Crónicas 4:10. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

La oración de Jabes nos enseña que Dios escucha a quienes le buscan con fe sincera. Él no pidió riquezas ni poder, sino la bendición y la guía del Señor en su vida. Esto nos recuerda que la verdadera prosperidad proviene de tener la mano de Dios con nosotros, librándonos del mal y ensanchando nuestro camino conforme a Su voluntad.


Oración:
Señor, así como escuchaste a Jabes, escucha hoy mi clamor. Bendíceme, guía mis pasos y líbrame de todo mal, para vivir bajo tu favor y para tu gloria. Amén.