fecundidad espiritual

Juan 15:5 "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer."

Este versículo nos revela el secreto de la fecundidad espiritual: la conexión vital. No se trata de esforzarse por producir fruto por cuenta propia. La verdadera productividad en el Reino nace de permanecer en Cristo, como un sarmiento unido a la vid que le da vida, savia y nutrientes. 

La palabra "permanece" nos habla de una dependencia continua y consciente. No es una visita esporádica, sino una estancia constante en Su presencia, en Su Palabra y en Su amor. Es reconocer que toda nuestra fuerza, creatividad y capacidad para amar fluyen de esa unión con Él. El fruto es la consecuencia natural, no el objetivo forzado. 

La pregunta para nosotros es: ¿Estoy intentando producir fruto con mis propias fuerzas, lo que solo genera agotamiento y frustración? ¿O estoy cultivando día a día esa conexión vital con Jesús, la única fuente verdadera? La advertencia es clara y humillante: separados de Él, nuestra actividad más frenética es, en esencia, "nada". La verdadera vida y productividad tienen su raíz en permanecer en Él.