Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; Hebreos 13:5.
Dios nos promete: “No te desampararé, ni te dejaré”. Estas palabras llenan el corazón de consuelo y seguridad. Aun en los momentos más difíciles, su presencia permanece constante. Él no abandona a sus hijos, sino que los sostiene con amor y fidelidad. En Cristo encontramos compañía en la soledad, fortaleza en la debilidad y esperanza en toda circunstancia.Oración:Señor, gracias por tu promesa de nunca dejarme solo. Que tu presencia sea mi refugio y mi paz cada día. Amén.
