puertas cerradas

No podemos evitar sentirnos frustrados cuando se nos cierra la puerta de una oportunidad, pero Dios muchas veces evitará que sigamos adelante para así poder redirigir nuestros pasos hacia otra senda mejor.

En el segundo viaje misionero de Pablo hubo una serie de prohibiciones. Salió a visitar las iglesias que había fundado en Asia, pero el Espíritu Santo lo fue apartando de ciudad tras ciudad. ¡Debió de haberle resultado muy frustrante el no haber podido llevar a cabo la comisión del evangelio! El apóstol había partido con un plan atinado y realista, pero el razonamiento humano no siempre es confiable. Si queremos obedecer la voluntad de Dios para nuestra vida, debemos vivir según el impulso del Espíritu Santo; piense en el hecho de que el Dios del universo se está tomando un momento para llamarle la atención y dirigirle en la dirección correcta. Obedezca al Señor, y Él dirigirá sus pasos por la senda correcta y hacia las mejores puertas!