En tiempos de desafío, es fácil sentirse desanimado, especialmente cuando no vemos resultados inmediatos. Pero Dios nos anima a seguir adelante con valentía, recordándonos que cada esfuerzo hecho en Su nombre tiene valor.
No importa cuán pequeño parezca tu trabajo o cuán largos sean los días de lucha, Dios ve tu fidelidad y promete recompensa. Sigue adelante, fortalecido en Su gracia, porque en Él, todo esfuerzo tiene propósito y fruto eterno.