Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová, porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda. Jeremías 30:17
Dios ve nuestras heridas, tanto las visibles como las del corazón. Aunque el mundo nos rechace o nos dé la espalda, Él promete sanarnos y restaurarnos. No importa cuán profundo sea el dolor o cuán olvidados nos sintamos, su amor nos alcanza y nos devuelve la dignidad. En sus manos, toda herida encuentra sanidad y toda historia rota puede ser escrita de nuevo. Confía en su promesa: Él no solo sana, sino que también restaura lo que parecía perdido.