Este versículo nos recuerda que todo lo bueno en nuestra vida viene de Dios. Su amor, provisión y gracia no dependen de nuestras circunstancias ni cambian con el tiempo. Mientras el mundo es incierto, Dios es constante y fiel. Si hoy enfrentas desafíos, confía en que el Padre de las luces sigue obrando en tu favor. Él no cambia, y sus bendiciones para ti son seguras.