mi ayuda y libertador.

Yo estoy afligido y menesteroso;Apresúrate a mí, oh Dios.Ayuda mía y mi libertador eres tú;Oh Jehová, no te detengas. Salmos 70:5
Este versículo es un clamor urgente a Dios en un momento de necesidad. El salmista reconoce su propia debilidad y vulnerabilidad, describiéndose como "afligido y menesteroso," lo que refleja una profunda humildad y dependencia de Dios. En medio de su angustia, no duda en clamar a Dios como su única fuente de ayuda y liberación.

Este pasaje nos recuerda que, en los momentos de mayor desesperación, podemos y debemos dirigirnos a Dios con confianza. Él es nuestro libertador y nuestra ayuda siempre presente. Cuando sentimos que nuestras fuerzas fallan, podemos orar como el salmista, pidiendo a Dios que no tarde en socorrernos, confiando en que Él escuchará y responderá a nuestro clamor en el momento preciso.

Este salmo es un recordatorio poderoso de que, aunque nos sintamos desamparados, Dios está con nosotros y dispuesto a ayudarnos. Nuestra fe en su bondad y poder es lo que nos sostiene, incluso en los tiempos más oscuros.